Cronología
Anexos de la iglesia de Betlem.
Colegio fundado por la congregación jesuita.
El rey Carlos III cede este espacio a la diócesis de Barcelona mediante una Cédula Real otorgada en el año 1769. A partir de ese momento, el seminario conciliar ocupa las instalaciones del antiguo colegio jesuita.
El obispado de Barcelona ostenta la posesión de estas dependencias hasta la segunda mitad del siglo XIX, momento en el que la Junta Revolucionaria de la ciudad se apropia del edificio.
La mayor parte de las instalaciones pasan a manos de la Diputación Provincial, excepto los anexos situados en la calle Xuclà, que serán subastados públicamente.
El obispado reclama su propiedad en virtud del concordato de 1860, que había declarado los seminarios conciliares como bienes eclesiásticos exentos de los procesos de desamortización. Dos Reales Órdenes decretarán la restauración de la propiedad diocesana.
Una vez recuperada la propiedad de las dependencias de la diócesis, el obispado solicita al Estado autorización para venderlas con el objetivo de trasladar el seminario al Ensanche.
Josep Maria Galí compra la mayor parte del conjunto excepto el espacio situado junto a la cabecera de la iglesia de Betlem, que quedó todavía unos años en manos del obispado. Galí solicita permiso a las autoridades municipales para derribar el antiguo seminario y segregarlo en parcelas independientes.
La parte más oriental del solar, es decir, la más cercana a la iglesia de Betlem, es adquirida por la familia López y López, marqueses de Comillas y propietarios de la Compañía Trasatlántica Española (CTE).
El apoderado de la familia López y López, José Encina, solicita permiso para edificar una casa en el único solar que queda por construir, en la Rambla dels Estudis. El arquitecto Josep Oriol Mestres será el responsable de levantar el edificio, que será la sede social de la Compañía Trasatlántica Española (CTE).
Los hermanos Satrústegui -herederos y sucesores de la familia López- vendieron la propiedad del edificio a la Compañía General de Tabacos de Filipinas, que, a partir de ese momento, fijará en el inmueble su sede social. Unos meses más tarde, la compañía alquila los sótanos, la planta baja y los entresuelos de la finca a la Sociedad Anónima del Banco Hispano Colonial por un período de 25 años.
Incendio de los almacenes El Siglo, afectando el volumen del edificio.
El edificio adquiere su fisonomía actual a raíz del incendio de los almacenes. La desaparición de este volumen edificado conlleva una importante remodelación urbanística y arquitectónica del sector.
Se instalan en el piso principal las oficinas del Ferrocarril de Alcántara a Lorca.
La sociedad Productos Electrolíticos se instala en uno de los entresuelos, llevando a cabo las reformas necesarias para adaptar el espacio a su actividad.
Reforma del patio principal del edificio, sustituyendo el lucernario diseñado por Oriol Mestres por la claraboya visible actualmente.
Instalación de las oficinas del Banco de Santander en la planta baja del inmueble. El arquitecto responsable del proyecto fue Miquel Ponsetí.
La Compañía General de Tabacos de Filipinas vende el edificio por 3.500 millones de pesetas a la compañía estatal Tabacalera, firmando un contrato que incluye el alquiler del edificio por dos años y medio con derecho a compra durante este periodo.
El Grupo Núñez y Navarro compra del edificio a la compañía Tabacalera, por un importe de 1.800 millones de pesetas y con el objetivo de convertirlo en un hotel de lujo.
Se inician las obras de restauración del edificio histórico, que durarán dos años.
En el mes de septiembre, se inaugura el Hotel 1898, de cuatro estrellas, con 171 habitaciones dobles, incluidas seis suites.